Trastorno
de identidad disociativo
Definición
El
trastorno de identidad disociativo o de personalidad múltiple es el trastorno
caracterizado por la existencia de dos o más identidades o estados de la
personalidad que controlan el comportamiento del individuo de modo alternante.
En
este trastorno se da una amnesia consistente en la incapacidad de recordar
información personal relevante sobre alguna de las identidades coexistentes. La
amnesia no es uniforme en todas las personalidades, de forma que lo que
desconoce una de las personalidades puede saberlo la otra.
El
trastorno de identidad disociativo es grave y tiene carácter crónico; puede
resultar invalidante y generar incapacidad. Se asocia con mucha frecuencia a
intentos de suicidio; de hecho se cree que es muy probable que termine en
suicidio consumado. Varios estudios demuestran que del 3 al 4% de los pacientes
ingresados y de los consumidores abusivos de sustancias psicoactivas padecen
trastorno de la personalidad disociativo.
Causas
Se
atribuye a la interacción de diversos factores: estrés abrumador, capacidad
para disociar, falta de apoyo y cariño durante la infancia ante experiencias
dolorosas, falta de protección frente a procesos traumáticos (el 97% de los
adultos con este trastorno manifiestan haber sufrido maltrato durante la
infancia, pudiendo ser comprobado en el 85%). Los niños no nacen con un
sentimiento de identidad unitaria, sino que esta se va desarrollando a partir
de múltiples fuentes y vivencias; en niños sometidos a sobrecarga emocional se
obstruye el desarrollo y partes que deberían haberse integrado permanecen
separadas. Determinados pacientes no han sufrido maltrato sino una pérdida
importante temprana (como pérdida de un progenitor), una grave enfermedad.
Signos
y síntomas
Las
personas con un trastorno de identidad disociativo pueden experimentar a menudo
un cuadro de síntomas que pueden parecerse a los de otros trastornos
psiquiátricos. Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, de las
alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos
afectivos o de la epilepsia. La mayoría de las personas sufre síntomas de
depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones),
fobias, ataques de pánico, disfunciones sexuales, alteraciones del apetito,
estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas.
Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así
como los episodios de automutilación. Muchas personas con trastorno de
identidad disociativo abusan del alcohol o de las drogas en algún momento de su
vida.
El
cambio de personalidades y la ausencia de consciencia del propio comportamiento
en las otras personalidades hacen a menudo caótica la vida de una persona con
este trastorno. Como las personalidades con frecuencia interactúan entre ellas,
la persona dice oír conversaciones internas y las voces de otras
personalidades. Esto es un tipo de alucinaciones.
Hay
varios signos característicos del trastorno de la personalidad disociativo:
Síntomas
diferentes que ocurren en distintos momentos.
Una
capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo
y en la casa hasta la inhabilidad.
Intensos
dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
Distorsiones
y errores en el tiempo y amnesia.
Despersonalización
y des realización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su
medio como irreal).
Las
personas con un trastorno de identidad disociativo frecuentemente oyen hablar a
otros de lo que ellas han hecho pero que no recuerdan. Otras pueden mencionar
cambios en su comportamiento que ellas tampoco recuerdan. Pueden descubrir
objetos, productos o manuscritos con los que no contaban o que no reconocen. A
menudo se refieren a sí mismas como “nosotros”, “él” o “ella”. Mientras que, en
general, las personas no pueden recordar mucho acerca de sus primeros cinco
años de vida, la persona con un trastorno de identidad disociativo no recuerda
tampoco lo ocurrido entre sus 6 y 11 años.
Las
personas con un trastorno de identidad disociativo tienen típicamente una
historia de tres o más diagnósticos psiquiátricos previos diferentes y que no
han respondido al tratamiento. Estas personas están muy preocupadas por temas
de control, tanto el autocontrol como el control de los demás.
Tratamiento
El
trastorno de identidad disociativo requiere psicoterapia, con frecuencia
facilitada por la hipnosis. Los síntomas pueden ir y venir de modo espontáneo,
pero el trastorno no desaparece por sí mismo. El tratamiento puede aliviar
algunos síntomas específicos pero no tiene efectos sobre el trastorno en sí
mismo.
El
tratamiento es a menudo arduo y emocionalmente doloroso. Generalmente, son
necesarias una o dos sesiones de psicoterapia a la semana durante al menos 3 a
6 años. Las sesiones tienen como objetivo integrar las personalidades en una
personalidad única o alcanzar una interacción armoniosa entre ellas que permita
una vida normal sin síntomas. La integración de las personalidades es lo ideal
pero no siempre se consigue. Las visitas al terapeuta son reducidas
gradualmente pero es raro que se terminen. Los pacientes pueden confiarse al
terapeuta para que les ayude, de vez en cuando, a afrontar los problemas
psicológicos, del mismo modo que pueden hacerlo periódicamente con su propio
médico.
Pronóstico
El
pronóstico de las personas con un trastorno de identidad disociativo depende de
los síntomas y de las características del trastorno. Algunas tienen
principalmente síntomas disociativos y características postraumáticas; esto
significa que, además de sus problemas de memoria e identidad, experimentan
ansiedad acerca de acontecimientos traumáticos y el hecho de revivirlos y
recordarlos. Generalmente, se recuperan por completo con el tratamiento. Otras
personas tienen adicionalmente trastornos psiquiátricos graves, como trastornos
de la personalidad, afectivos, alimentarios y de abuso de drogas. Sus problemas
mejoran más despacio y el tratamiento puede tener menos éxito o bien debe ser
más largo y pueden aparecer más crisis. Por último, algunas personas no solamente
tienen otros problemas psicológicos graves sino que también están gravemente
comprometidas con otras personas que las acusan de haber abusado de ellas. El
tratamiento a menudo es largo y caótico y trata de reducir y de aliviar los
síntomas más que de conseguir la integración. A veces, incluso un paciente con
un mal pronóstico mejora lo suficiente con la terapia para sobrellevar el
trastorno y comenzar a dar pasos rápidos hacia la recuperación.
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